Réplicas de cartón-piedra
Réplicas de los gigantes centenarios de la ciudad de Tafalla, Navarra (1919-2019). Las nuevas cabezas están realizadas en cartón-piedra intentando mantener toda la fidelidad sobre las originales; las coronas de los reyes y el gorro del chino, en fibra de vidrio. En el caso de los pendientes, se ha optado por mantener la estética de los anteriores adaptándolos a los nuevos tiempos y aportándoles piezas más vistosas. De esta manera, además de ofrecer una nueva imagen, han reducido su peso considerablemente. Los reyes, que sus cabezas antes pesaban 12 kilos cada una, frente a los 8 kilos que pesan las de ahora. Los moros y los chinos, sin embargo, han bajado alrededor de un kilo de media por cabeza, pues si antes pesaban cuatro kilos y medio, ahora lo justo llegan a pesar los tres kilos y medio. Tras el significante cambio, ahora las figuras son más ligeras y versátiles a la hora de bailarlas.
NOTA: En la parte inferior de las imágenes y de la comparativa con las antiguas cabezas, podréis encontrar la historia de esta gran comparsa.
A la izquierda, las nuevas cabezas fabricadas en el año 2019 por Eskuartean Imaginería Festiva.
A la derecha, las réplicas de 1981, realizadas por una empresa en Zaragoza.
NOTA: El apartado de las nuevas cabezas se irá completando con el tiempo y se terminará de exponer la comparativa entre las nuevas cabezas de 2019 y las de 1919. Disculpen las molestias.
Un poco de historia...
Los gigantes de Tafalla son, unos de los más antiguos y con más solera de Navarra (1919-2019 centenario).
A partir de 1917, Tafalla sufre un cambio industrial y crece en número de habitantes. Es sin embargo, en 1919 cuando se produce un acontecimiento de importancia social. A raíz de ello, el consistorio se hace eco del ansia de la ciudad por la formación de una comparsa gigantil. Un hombre, Teodoro Galarza, concejal de la época, fue el verdadero impulsor de esta idea. Los cuatro primeros gigantes, es decir, la pareja de reyes blancos, el moro y el chino, llegaron a Tafalla el 2 de Agosto de 1919 y la encargada de realizarlos fue la prestigiosa Fabrica de Juguetes y Artículos de Carnaval F. Losada & Cía., en Madrid. Estos gigantes se presentarían en las próximas fiestas patronales de 1919 en la Plaza de Navarra. Según la factura, los cuatro gigantes y los dos caballos de cartón grandes costaron 1.800 pesetas de la época, sin contar con las 23 pesetas de los gastos de embalaje y de la estación, y fueron pagados en tres anualidades. Los nombres de Domingo Marquina, Juanito Antxospe, Victorino Sanchez, los hermanos Jacobos, Alejandro Lerga, Feliciano Salas y otros, se recordarán como los primeros bailadores de la comparsa.
Durante la segunda república los gigantes sufren diversas transformaciones, y entre ellas, la más notoria, la desaparición de sus coronas. Así, los más mayores, pudieron ver a la reina con una corta melena, y al rey, peinado con raya en medio, sin duda inusual en estas figuras.
En los años cuarenta los reyes cristianos recuperan sus coronas, aunque no las antiguas. Manuel Irigaray se encarga de la construcción de unas nuevas, metálicas y mucho más personales. En 1943 se produce una gran riada. El Cidacos alcanza niveles inusuales, produciendo grandes daños. En esta década bailan los gigantes la cuadrilla de José Espinal, Gerardo y Florencio Esquiroz, Nicolás Ojér, Manuel Videral y otros. Los gaiteros son los Pérez, de Estella, que alegran con sus dulzainas la ciudad. También hay un encargado de su mantenimiento. Sus armazones de mimbre, sus rostros, requieren constantes reparaciones. Ordollo, guarnicionero de la ciudad, es el responsable de su perfecta puesta a punto. Los trajes, enormes y coloristas, son cuidadosamente trabajados por Julia Romero, una modista tafallesa.
En 1945, entra a formar parte de la comparsa Julián Esquíroz. Los danzantes cobran un duro (5 ptas.) por cada una de las cuatro salidas que realizan en fiestas.
En la década de los cincuenta se produce una notoria expansión de la ciudad mediante la construcción de dos nuevos barrios, la Panueva y San Isidro. Es sin embargo en los años sesenta cuando en la ciudad se incrementa un importante número de población. La construcción del polígono industrial tiene una gran repercusión.
En 1968 el viento hace estragos, y es el rey quien termina sumergido en la pileta del hospital. El peso de los ropajes empapados unido al suyo propio, lo hace casi imposible de transportar. Pero como los gigantes no se pierden ni una cita, al día siguiente están a punto, y acuden a la corporación municipal como es de rigor hasta la iglesia de Santa María.
En 1969 Julián Esquíroz se hace con la jefatura de la comparsa, puesto que ocupará varios años, y en 1974, Ramón Esquíroz pasa a ocuparse del mantenimiento de los gigantes, y así mismo, comienza su afición a decorar los cohetes anunciadores de fiestas.
En 1975 la comparsa se traslada a Tudela a bailar en honor de la patrona local, Santa Ana. Allí, causa admiración el girar libre de sus brazos, nota exclusiva de los gigantes de Tafalla. Como consecuencia del entusiasmo de los bailadores en sus giros, los brazos del rey cristiano y del chino salen despedidos ante la sorpresa de todos. Poco después se produce el último relevo de gaiteros, siendo a partir de entonces y hasta nuestros días, los de Tafalla quienes pasan a ejercer esta labor. En el ocaso de esta década un nuevo miembro llega a la ciudad. Mejanero, un cabezudo donado por la Orden del Volatín de Tudela como agradecimiento y reconocimiento a la antigüedad de la comparsa. Los gigantes, además, modernizan su vesturario. Elvira Elizalde y Maritxu Gárriz se encargan de esta tarea.
De nuevo, y tras medio siglo de ausencia, se recuperan las fiestas de carnaval. Bajo sus disfraces, los gigantes danzan y recorren viejas rutas. Sus caras asustan. Cabezudos y zaldikos corretéan entre los niños.
A principios de los ochenta se producen nuevos cambios en la comparsa. La preocupación de los componentes por la edad de sus gigantes les anima a solicitar del ayuntamiento su reparación y la adquisición de dos nuevos parejas que hagan juego con el chino y el negro. Su costo es elevado, por lo que el ayuntamiento insta a la comparsa para que por sus propios medios recauden el dinero necesario. Así lo hacen, y la primera solicitud va dirigida al ministerio de cultura del que reciben una negativa por respuesta. Los miembros de la comparsa deciden solicitar la ayuda del pueblo de Tafalla mediante la compra de bonos, aportaciones voluntarias y publicidad. Finalmente, logran su objetivo, y así, en 1981, se estrenan dos nuevos gigantes, la china y la negra. También se aprovechó para sustituir las viejas cabezas por unas nuevas, réplicas de las antiguas. Toda esta labor fue realizada por una conocida empresa de gigantes en Zaragoza.
Los ochenta transcurren, y los gigantes siguen alegrando con sus bailes las fiestas tafallesas. Finalizando esta década se produce un nuevo relevo en la jefatura de la comparsa. Julián Esquíroz decide retirarse y pasa el testigo a su hijo Sebastián. Este con nuevos bríos acepta el reto, no en vano lleva años portando las ilustres figuras. Aparecen nuevos componentes, gente con entusiasmo por los gigantes, nuevas coreografías, nuevos bailes. Sus nombres, Ignacio Pérez, José Mari Boneta, Juantxo Ibarrola, Manuel Esparza, Rafael Aznar y otros, darán paso a un estilo mucho más depurado en los bailes. Se ensaya, se observa, se discute...
La década de los noventa será muy especial para nuestros protagonistas. Ramón Esquíroz sigue decorando los cohetes que anuncian las fiestas de la ciudad, y así, en 1990 y 1991, son el chino y el rey cristiano, respectivamente, quienes gozan de este privilegio. Es en estos años cuando los gigantes cogen la importancia y son conocidos en otras comunidades. En Julio de 1992, la comparsa se desplaza a la ciudad de Matadepera (Vallés occidental, Barcelona), donde participan en una gigantada mundial.
1994 será un año memorable, pues se cumple el 75 aniversario de la existencia de la comparsa. Los preparativos son intensos, y los actos y homenajes se multiplican. En Enero se honra a San Sebastián, patrón de la ciudad. En Febrero se cumple con la tradición de Ferias. Con su rostro oculto, y simulando su presencia en los carnavales, los gigantes bailarán en la Plaza de Navarra. En su fiesta anual, la cofradía tafallesa de la Orden del Cuto Divino nombra cofrades de honor a los gigantes. En este mismo año se realiza un espectáculo en conmemoración del aniversario, donde por primera vez, se juntan todos los grupos culturales de Tafalla, la ocasión bien lo merece.
Comienza un nuevo siglo. Llega el año 2000 y la comparsa sigue participando en los diferentes actos y festejos que se realizan en la ciudad. Los gigantes siguen danzando igual que lo hacían en sus inicios. Viajan a diferentes lugares de Navarra y País Vasco. En el año 2017, las cabezas de 1981, requieren de una limpieza a fondo. Y en vista al centenario que se celebrará en Agosto de 2019, la comparsa decide de nuevo hacer unas nuevas réplicas de las cuatro cabezas originales, además de las de la china y la negra, que no tenían sus copias de cartón. Finalmente entre los años 2018 y 2019 es este taller, Eskuartean Imaginería Festiva, quienes nos encargamos de hacerles sus respectivos moldes de silicona para proceder a reproducir una vez más los rostros de los seis gigantes.
De esta manera, las réplicas de las seis cabezas de los gigantes, fueron terminadas el día 6 de Agosto de 2019 a las 22:57 horas de la noche en Pamplona. Las nuevas cabezas llegaron a Tafalla el 7 de Agosto de 2019 a las 14:55 horas del mediodía, y posteriormente fueron puestas en sus respectivos cuerpos de mimbre.
¡La historia seguro que no acaba aquí! Después de cien años seguiremos disfrutando de estos gigantes tan especiales, y esperemos que por muchos años más. Todo un placer haber colaborado en este proyecto tan especial. Muchas gracias al pueblo de Tafalla por su confianza y generosidad.
¡Por muchos años! Urte askorako!